jueves, 25 de diciembre de 2008

Ven a cantar, que ya llegó la Navidad

Lo escribí hace un año y lo sostengo: hoy es el día más flojo del año, ya sea por la cruda, por la desvelada, por la comilona que hace apenas unas horas (sin contar el recalentado) nos acabamos de engullir, por la nostalgia, por la alegría o por el frío.

El chiste es que hoy ni las gallinas ponen. Yo mismo había decidido tomarme el día libre del blog y no postear nada; sin embargo, hubiera sido un crimen no subir el video que tomé (de nuevo con mi celular pobre y de tercer mundo) anoche durante la cena de Noche Buena en casa de mi abuela. Todo iba muy bien… se cantó la tradicional letanía, se rompieron un par de piñatas, escuchamos canciones deprimentes de las ardillitas antiguas, comimos Sabritones, tomamos ponche y participamos en dinámicas cursis por regalos y juguetes chafas. Lo malo fue que después del brindis de la media noche mi mamá anunció que tenía preparada una sorpresa: traía la pista de una canción y la letra de la misma en unas hojitas que repartió.

Gravísimo error eso de poner a cantar a la familia ¡lo hacemos horrible! Lo malo es que nadie ha tenido el valor para decírnoslo. Así que para desgracia de ustedes que están a punto de ver el video, primos, abuelos, tíos, sobrinos, hermana y colados comenzaron a cantar sin imaginar el mal aspecto que dan. Lo único divertido, eso sí, fue cuando mi abuela se enojó por una ocurrencia de mi abuelo (y de paso me miró con odio por reírme). Les dejo pues, éste documental para que les sirva la lección y eviten que sus futuras navidades terminen así.



Ya después vinieron los abrazos y la cena que no es por dárselas a desear pero estuvo de diez. Hoy fue el recalentado (de nuevo en casa de la abuela), un primito le pegó a otro, tengo ganas de ir al cine pero nadie me invita, me dolió la panza y ya… el día y la tarde pasan muy lentamente. Por cierto, si acaso alguien que no sea mexicano lee éste texto, aprovecho para presentarles una de las tradiciones más comunes en México: el nacimiento carente de perspectiva y lógica en tiempo y espacio.

Si se fijan en la foto, el Niño Dios es más grande que el resto de las cosas (y eso que es un bebé). Hay animales más grandes que las casas y en general la proporción no existe. Lo bonito es que cada hogar mexicano tiene uno de estos.


Y ya… tengo sueño.

1 comentario:

Anónimo dijo...

..."vengan a tomar"...