martes, 14 de julio de 2009

Mi amigo Huriat, las Ninja Tortugas Adolescentes Mutantes y yo


En mi, la atracción al vértigo siempre ha estado ahí. Esbozo en mis recuerdos y no logro dar con ese primer instante, aquel momento en el que se me tatuó en el alma el fanatismo por vivir mil vidas aparte de la mía. Pudo ser una película, un programa de televisión o un cuento el que desató todo; lo cierto es que desde entonces, vivo obsesionado por el arte de contar historias.

Atesoro aquellas veces en las que la adrenalina se me ha disparado al máximo gracias a un argumento que me saque de mi estabilidad y me confronte con una montaña rusa de emociones. Ansiedad, amor, miedo, ternura, tristeza, alegría, desesperanza… todo cabe dentro de una historia bien estructurada. Constantemente suelo sorprenderme al borde de las lágrimas, extasiado de adrenalina o temblando de pavor al ver alguna película o programa de televisión. Ni que decir de un buen libro cuya pausa para tomar aire es necesaria para seguir su lectura. El arte de narrar visual, auditiva o textualmente estiba en lograr ese milagroso segundo en el que todo se detiene en pos de acciones y personajes que al menos por ese instante nos pertenecen.

Quienes en algún momento hemos intentado darle vida a una historia sabemos que para hallar esa fórmula el único camino seguro es el de batallar con nuestro propio subconsciente. Encontrar, por más que duela, las aristas de la más pura vulnerabilidad, aquella en la que irremediablemente nos reflejamos.

Hubo una vez, no obstante, en la que narrar no dolió, no estresó. Vamos, era divertido. Contar aquella historia era imprescindible y no podía parar. Emprendí aquella odisea con Huriat Santini, uno de mis mejores amigos a quienes conozco desde mi más tierna infancia. Fue precisamente en nuestra niñez cuando se nos ocurrió hacer una historieta. Como protagonistas elegimos a las Tortugas Ninja, caricatura muy de moda a principios de los noventa y de la cual éramos seguidores.

Iniciamos con dos cuadernos de escuela. La dinámica era fácil. Cada quien se llevaba uno a su casa. A modo de comic dibujábamos (de manera bastante sencilla, los monitos eran muy rústicos) las peripecias de nuestros héroes que jamás veríamos en la televisión. Al otro día la mejor hora era cuando nos veíamos para compartir los avances de nuestras historias. Opinábamos de ellas, nos ayudábamos a desenredar nudos creativos y a dar ingeniosos giros de tuerca (en ese entonces ni idea tenía de esos términos). Supongo que aquellos juegos narrativos no eran buenos, pero en ese entonces sentíamos que contábamos algo maravilloso. Nos releíamos con la convicción de que nuestras Ninja Tortugas Adolescentes Mutantes eran mil veces mejores que las que el resto de los niños conocían.

Por semanas fuimos lo que añoró, sin tanto éxito, ser hoy en día: contadores de historias que satisfacían al más difícil de sus críticos… ellos mismos. Después de salvar al mundo una y otra y otra vez, de organizar torneos interplanetarios, de crear y reinventar personajes, de matarlos, revivirlos, transformarlos. Cuadernos iban y venían sin que las ideas dejaran de fluir. Al final jugamos a crear y moldear el universo que nos regalamos por el mero gusto de hacerlo.

Una tarde descubrimos que ya habíamos estirado nuestras historias al máximo. Con nuestro mundo hicimos todo. A la primera señal de aburrimiento decidimos poner punto final y centrar nuestras energías en otro juego. Jamás he escrito con esas ganas, constancia y pasión. Sin mucho éxito sigo intentándolo.

Estoy seguro que Huriat también recuerda esas historias con una sonrisa. Por desgracia, no tengo la menor idea del paradero de esos cuadernos. Ni de Rafael… Miguel Ángel… Donatello ni Leonardo.


5 comentarios:

XND dijo...

Dios.

Larga Vida a las TMNT.

Me encantaba como las traducían literalmente en el inro te la caricatura: "Las Ninja Tortugas Adolescentes Mutantes".

Jaja ¿No bastaba que fueran adolescentes? Son los seres que más sufren y cambian en el planeta. ¿Tenían que ser -además- mutantes? Pobrecitas.

¡Y qué bien lograron salir adelante!

Jessie dijo...

Buenas Gabrielito, creo que en tu montaña rusa de emociones te faltó poner el suspenso. En las telenovelas pasa más, ó sea, cuando alguien está buscando algo en la ausencia de alguien y a mí lo que me eriza la piel es que esa persona que busca algo pueda ser descubierta en cualquier momento. Ah! eso sí que me gusta!

Mirá, mi papá también (no sé si ya lo he dicho) escribió una telenovela. Era una convocatoria (ó algo así) de Televisa para escribir una historia de telenovela, y si ganaba, la pasaban por el canal de las Estrellas. Entonces, ya, mi papá la escribió, pero nunca la mandó, se quedó acá para siempre, además de que un requisito era de escribirla en tan sólo 3 páginas, y mi papá escribió como 40. Entonces, como iba a comprimir 40 páginas en 3? Por eso no la mandó, además de que creo que tenía que ser Tierreño para poder participar, y vos sabés que nosotros somos Cefireños.

Y sobre las tortugas ninja, pues, muy poco las recuerdo yo, pero las primeras que pasaron, esas sí que eran las mejores, no como las que pasan ahora por el canal Jetix, están más flasheras y hasta viajan en el tiempo, que flashería, no?

Por cierto, nuestra tortuga favorita es Miguel Angel, aunque tambén Leonardo porque él usa espadas (y nosotros somos apasionados de las espadas), también de los chacos de Miguel Angel.

Creo que ahora también empezaré a aprender a usar los chacos, porque las espadas la uso a la perfección.

Te saludo y me despido

Atentamente:
Jessie

Jessie dijo...

Ah, por cierto, a Leonardo le hace falta su cinturón, porqué?

Te saludo y me despido otra vez.

Atentamente:
Jessie, la princesa Ninja

Jessie dijo...

Digo, en la foto que tenés, a Leonardo se ve que le falta su cinturón, porqué?

Te saludo y me despido de nuevo.

Atentamente:
Jessie

gabriel revelo dijo...

jony: pues sí, sufrían, pero tenían a Abril y además comían pizza jejeje.

jessie: pues no creo que faltara el suspenso, al contrario, fue algo que manejabamos bastante bien jeje. mi favorita era donatelo. por cierto, en la foto no sé por qué le falta el cinturón a leonardo pues la imágen la encontré en internet. perooooo... yo sí tenía todas.