jueves, 3 de diciembre de 2009

Ardores que matan (de ganas)


En cosas de amores lo común es
fracasar



Aunque muy rara vez elijo a un libro por su portada, la tapa de ‘Ardores que matan (de ganas)’ me sedujo desde el primer momento que la vi. Supe, como si se tratase de un presagio inevitable, que tarde o temprano la leería. Para mi sorpresa, el contenido de esta novela satisfizo (y con creces) mis expectativas.

Leer ‘Ardores que matan (de ganas)’ es, en muchos sentidos, una delicia. Estamos ante una obra redonda que ahonda en el psique sexual y romántico de los hombres. Ramón Córdoba, autor de este libro, se vale de recursos tan diversos como el sentido del humor, la ternura o hasta la desfachatez, para contarnos una historia que podría ser la nuestra. Quizá por eso el narrador y personaje principal carece de nombre, y varios de sus relatos son atemporales, permitiendo así nuestra ubicación en distintos planos de la historia de acuerdo a nuestra edad y estado anímico en el que nos encontremos.

En un principio podría parecer que ‘Ardores que matan (de ganas)’ narra la historia de un singular trío de jóvenes que de buenas a primeras, deciden fundar la mítica y legendaria ‘Cachondos Band’. Uno de estos integrantes es quien años después nos cuenta la historia. Sin embargo, conforme el lector se adentra en las páginas descubre que está ante una literatura más profunda, pero no por eso menos divertida. Podrá sonar aventurado, pero casi puedo asegurar que a lo largo de la trama se abordan todas las variables de la vida amorosa de un hombre: desde sus decepciones hasta su parte más animal, de sus miedos a sus pensamientos más cursis, hombres que lloran de amor, que se embriagan por una mujer, y un larguísimo etcétera. Todo lo anterior aderezado con un manejo sencillo pero con estilo (a veces rayando en lo poético) de las palabras, y de un retrato fabuloso de la Ciudad de México y sus costumbres.

Se piensa que son las mujeres las que ponen el sentimiento por delante. Ramón Córdoba no desmitifica esta idea pero nos pinta de una forma más humanos. En temas de cursilería tampoco nos quedamos atrás. Detrás de ese machismo y de la calentura masculina, se esconden almas que sólo desean ser comprendidas por otras. Nosotros también hacemos el ridículo y tenemos nuestros días en los que la depresión nos pone insoportables, callamos amores imposibles y dudamos acerca de hacer lo correcto. Como diría el protagonista al inicio del libro “en cosas de amores lo común es fracasar”.

Intercalados entre las capsulas de recuerdos y alucines del narrador, se encuentran varios relatos ‘de ellas’. Colocados estratégicamente nos dan un panorama enriquecedor de lo terriblemente complejas que son las relaciones humanas. Un juego que al final todos jugamos y en el que lo más común es no entender ni las reglas.

Su lectura vale mucho la pena. Apuesto que te reirás, después de todo, ¿quién no tiene un Cachondo en su interior?

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