martes, 31 de marzo de 2009

El hada futbolera y maricona de Coca Cola

Confieso lo que casi todos los que me conocen saben: amo a Coca-Cola. No sólo al refresco, del que ya de por si soy adicto a ese brebaje (sí es fría y en botella de vidrio, que mejor), sino todo lo que engloba la marca más famosa del mundo. La publicidad no es la excepción. Cada campaña que la compañía refresquera lanza es garantía de innovación y calidad.

A mi mente acuden varias propuestas publicitarias maravillosas. La última de ellas me sorprendió hace apenas tres días en el estadio Azteca. Esperando el inicio del juego entre México y Costa Rica, en las pantallas del coloso de Santa Úrsula proyectaban diversas imágenes. En la más extraña, pero a la vez divertida, aparecía una especie de ‘hada madrina’ de caricatura con la pinta de un futbolista fortachón y rudo. Lamentablemente el estruendo de los más de cien mil espectadores ya reunidos en el inmueble, me hicieron imposible escuchar el audio del comercial.

Mi desconcierto aumentó cuando descubrí varias botargas de aquel personaje recorriendo el césped del estadio. También con sus alas. Con sus antenitas. Con sus caireles rubios. Con su varia mágica. Con sus alitas. ¿Con su playera de la Selección? En otras palabras: una reverenda jotería.

Pase el partido sin saber que era exactamente cuál era el sentido de mezclar dos cosas tan opuestas como las haditas mágicas y la rudeza de los jugadores de futbol. Llegando a casa recorrí varios canales con la idea de toparme con el comercial. Y lo encontré. Y me gusté. Y entonces lo entendí todo. Véanlo, es una joya:

Desde ese momento me volví un fiel admirador del ‘Hada futbolera’. Ahora entiendo de dónde viene ese ánimo incomprensible cada que el Atlante o la Selección Mexicana saltan a la cancha. No soy yo, sino ella ¿o debo decir él? El chiste es que quiero todo lo que tenga que ver con ese personaje inmediatamente. Playeras, muñequitos, imágenes, estampitas, lo que sea. Son tiempos futboleros en el mundo entero gracias a las eliminatorias rumbo a Sudáfrica 2010. Mañana mismo Honduras recibe a México, por lo que en la noche, le dejaré una cerveza y botanas (no creo que apliquen las galletitas y leche en este caso) al Hada Futbolera para que anime a todo la afición y los ánimos lleguen hasta San Pedro Sula y ganemos.

Coca Cola volvió a sorprenderme. Estoy enamorado de la marca. Los dejo con éste otro anuncio fantástico. Lo veo y me sigue conmoviendo.



domingo, 29 de marzo de 2009

Platícame (de aquel amor)

Platícame cómo fue aquella noche, cuando te besé por primera vez, ¿te acuerdas?
- no me la podía creer

La suavidad de tus labios. La calidez de tus ojos. El sedoso contacto de nuestra piel.
Y háblame (inténtalo, revive la pasión) de la cercanía de tu cuerpo pegado al mío
- deteniendo el tiempo un segundo.

Congélame en tu eternidad. Guárdame. No me olvides.
Cuéntame una verdad, de esas que hoy sin ti son mentiras.
- pasábamos la tarde juntos. pensando uno en el otro. ecuación perfecta.

Explícame, que yo no sé cómo, por qué esta felicidad llamada ‘tú’ me duró tan poco.

Hace ya tanto de esos días.
-temo olvidar qué se siente quererte.

Platícame. Una, y otra, y otra, y mil millones de veces. No me canso de oírte, de verme en tus relatos de hace años. Sabes, al menos ahí estoy vivo.

Palabritas. Imágenes. Instantes.
Habla.
-no te calles porque me haces daño.

No quiero que mi deseo por ti se pierda en la nada. No permitas que siga siendo yo quien contesta mis propias preguntas.

Una vez más, yo mismo me respondo (y te suplico):
-rompe el silencio con tu voz. rescátame.

sábado, 28 de marzo de 2009

De aquel amor

No me la podía creer, deteniendo el tiempo un segundo. Pasábamos la tarde juntos. Pensando uno en el otro: Ecuación perfecta.

Temo olvidar qué se siente quererte. No te calles porque me haces daño. Rompe el silencio con tu voz. Rescátame.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Remato sueños al mejor postor (versión 2009)





1. El día que canté con Alejandro Sanz y Alex Ubago
Este día desperté más temprano de lo habitual. No hizo falta mirar ningún reloj para darme cuenta que no daban siquiera las seis de la mañana, pues mi cuarto aún estaba envuelto en completa oscuridad. Normalmente lo más sano (y lo que casi siempre hago en estos casos) es volver a cerrar los ojos, cambiar la posición del cuerpo e instantáneamente volver a entregarme a los brazos de Orfeo. En eso estaba cuando recordé el motivo de mi repentino despabilamiento: Acababa de tener un sueño bastante raro.

Usando la cabecera con un par de almohadas como respaldo, decidí sentarme a meditar sobre lo que hasta hace unos minutos pensaba, era la realidad. ‘Soñar’. Verbo cuya acción todos hemos experimentado y que sin embargo, nos aguarda todo tipo de misterios y sorpresas.

La citada alucinación ocurría en una especia de fiesta sorpresa en un bar. En esta mini aventura irreal, su servidor cumplía años y se encontraba sentado con unas muchachas de buen ver en una de las mesas del lugar. De pronto, un anunciador pido silencio a la concurrencia y las luces del lugar se apagaron. Únicamente un reflector iluminaba un modesto escenario ubicado al fondo y decorado únicamente con tres sillas. La expectación aumentaba. De pronto salió de las sombras, se sentó en una de las sillas y empezó a tocar los primeros acordes de una canción que me parecía bastante conocida. El reflector lo iluminó completamente y despejé dudas: se trataba del famoso cantautor Alex Ubago que interpretaba 'No soy yo'. Tras cantar la primera parte una segunda persona subió al escenario. Apenas podía creerlo, era Alejandro Sanz, quien ocupó otra de las sillas y continuó con lo que seguía de la canción.



Me disponía a disfrutar el resto de la velada cuando pasó lo indecible. El reflector me iluminaba. Tanto Sanz como Ubago me invitaban con sus manos a ocupar la silla restante. Mis acompañantes (todas guapísimas), me insistieron y animaron a que subiera. Como no quería quedar mal frente a ellas no me quedó más remedio que aceptar y continuar aquella pieza musical con la mayor maestría de la que fui capaz. Creo que lo hice bien, tanto que contagiamos a la audiencia. Lo mejor era cuando llegaba el coro de la canción y el trio Ubago-Revelo-Sanz sonaba estrepitosa y melodiosamente en cada rincón de aquel bar.

Terminó la canción… también el sueño.

Despierto y en mis cinco sentidos juró que en aquel sueño no olvidé ni una sola parte de la letra de la canción. Aún hoy, escucho la canción y me transporto a ese momento que en mi subconsciente sí pasó. Vaya, hasta sé que parte cantó cada quién (obvio, la mía fue la mejor).


2. Howarts, ‘el pirrú’ y caídas en Technicolor

Soy consciente de que la ensoñación anterior carece de sentido, es tonta y quizá aburrida. Sin embargo aquí lo que en verdad me preocupa es que llevó cerca de diez días soñando cosas así o incluso más confusas. La cantidad es lo de menos, pues desde siempre, cada mañana soy capaz de recordar mínimo tres sueños de la noche anterior. No sé si sean muchos, habría que hacer una encuesta para saber cuál es el promedio de sueños por persona en una noche.

Dicen que la mayoría de las personas sueñan en blanco y negro, pues bien, de nuevo y como en casi todas las cosas de esta vida, yo soy la excepción a la regla. Motivo por el cual mis alucinaciones nocturnas siempre adquieren un gran realismo en todos mis sentidos. Cuando duermo miro, siento, huelo, escucho y degusto las cosas con más intensidad que en el escenario de la vida.

Dentro de las incoherencias que he soñado esta semana podría mencionarles entre otras, aquél en el que yo era un estudiante de Howarts, celebré colegio de Magia y Hechicería de Harry Potter. En esta historia sólo estuve en clase y jamás vi un truco mágico. Ustedes dirán ¿entonces qué chiste?, pues el detalle que volvió glorioso este sueño fue que mi compañera de pupitre en clase era: Maite Perroní, la hermosa cantante de RBD. Ya sé imaginarán lo feliz que fui, sobre todo porque déjenme presumirme, me llevaba de las mil maravillas con ella.




Otro fragmento o mini historia que estas noches dormilonas me han dado, fue una pelea que tuve con el tristemente celebré ‘Pirrú’ (no sé cómo se llame en realidad y la verdad ni me importa) viudo de la actriz Mariana Leví y hoy esposo de la cantante grupera Ana Bárbara. ¿Qué fue lo que llevó a enfrentarme a este señor? Yo mismo lo desconozco.

Otras veces sueño que caigo de inmensas montañas. O siento unas grandísimas ganas de correr, para desesperado darme cuenta de que apenas puedo moverme. Me basta cerrar los ojos para a veces estar en otro país, enamorarme de mujeres a las que ni conozco e inclusive para que me llenen el pecho de balazos. En ocasiones me remonto al pasado, a veces al futuro. He visto a la gente que más quiero triunfar... y también sufrir, y esto último me angustia mucho, pues siempre que estoy a un paso de lograr ayudarlos todo termina... sueños, sueños y más sueños, eso es lo que me sobra. Por eso, pase usted ¿qué tipo de sueño busca? tenemos de sobra, hoy, por ejemplo, las pesadillas al 2x1.


3. La ventaja de vivir aun dormido

Y sin embargo, esto de soñar me gusta demasiado. Es como leer, escribir o ver una película, te permite vivir más allá de nuestra propia historia. Si a esto le sumamos que habemos quienes también lo hacemos despiertos, entonces tenemos millones de cuentos y fábulas que día tras día se producen en el inconsciente de las personas.

No quiero convencerlos de nada, sólo tenía el deseo de contar las cosas tan raras que últimamente mi cabeza maquila mientras mi cuerpo descansa. Algunos hasta los he plasmado en el blog. Ante tal abundancia de sueños, no queda de otra más que rematarlos al mejor postor.

domingo, 22 de marzo de 2009

Gabriel Revelo ¿en el sitio de Mónica Braun?


Soy fan's de Mónica Braun. Reconocida poetisa y escritora. Ha sido editora, colaboradora y directora de diversas publicaciones como Viceversa, Harper’s Bazar, Destinos y La Revista del Consumidor entre otras. Autora de los libros Luz Inversa (poemas) y Sexo Chilango (crónica-ficción). Este último, producto de sus columnas, que nunca me pierdo, en la revista Chilango.

Hace casi tres años escribí una pequeña reseña de Sexo Chilango en mi antiguo blog. Cuál sería mi sorpresa cuando no hace mucho, al ‘googlear’ mi nombre por mera diversión ególatra y encontré que esa misma reseña había sido publicada en el sitio oficial de Mónica Braun.

Y entonces, ¡híjole!, un honor que en la página de la Braun hayan reproducido mis palabras pero… ¿qué le habrá parecido mi humilde opinión? Uno va por el mundo reseñando libros sin ponerse a pensar que el autor nos leerá. Vamos, de haber sabido cual sería el destino del texto, hubiera puesto más atención a cada punto y coma para no quedar como un novato. Pero bueno, si lo subieron a su sitio quiere decir que no estuvo ‘tan menos peor’.

Si quieren leer el texto denle click aquí

Y si no, pues no.

jueves, 19 de marzo de 2009

¿Twittear o no twittear? esa es la cuestíón


No tiene ni medio año que en este blog hablé de mi, entonces novedoso, registro a la red social de Facebook, y ya estoy tentado a una nueva obsesión. En esta ocasión, la amenaza responde al nombre de Twitter.

Supe de su existencia gracias a un programa de radio. ‘Es una especia de microblog en el que el usuario, básicamente responde a la pregunta: ¿Qué estás haciendo ahora?’. La primicia no me atrapó del todo, pero acepto que me dejó un poco intrigado y con ganas de saber un poco más de lo que parece, es la última moda gringa en el mundo del internet.

Tras días de ardua investigación sigo sin saber muy bien a qué se refiere eso de ‘Twittear’. Definirlo me resulta complejo así que haré mi mejor esfuerzo: Twitter es un servicio de mensajería en tiempo real para que nuestros amigos, familiares, secuestradores, crimen organizado, pretendientas psicópatas y compañeros de trabajo sepan el lugar en el que nos encontramos y lo qué estamos haciendo. Nos permite, además, la posibilidad de hacer preguntas en línea para que nuestros lectores y contactos nos retroalimenten con sus respuestas.

Si soy realista, una cuenta de Twitter es algo que realmente no necesito. Para empezar me falta tiempo para mantenerlo al día. Las horas se me van como agua entre el trabajo, los libros que intento leer, el blog, ver los partidos del Atlante, mis horas de sueño, mis aventuras amorosas y el
libro que estoy escribiendo con mi abuelo. Si le sumo mis cuentas de Hi5, Facebook y MySpace el resultado es caótico. Por más que una voz interna me diga que la prioridad en estos momentos son otras, acabo por ceder. La curiosidad mató al gato (y al blog, y al futuro libro y a todo lo demás). Siento que cada que me integro a una actividad de éste tipo, a cambio pierdo un poquito de tiempo en el mundo real.

Lo malo es que soy un terco y cuándo algo se mete en mi cabeza no descanso hasta conseguirlo. Una vez más no pude resistirme. Acabo de firmar mi sentencia con el Diablo. Hace unos instantes, con más dudas que satisfacciones, abrí mi cuenta de Twitter. De momento se encuentra desolada y sin nadie que lo siga, pues ningún conocido tiene una, vamos, creo que en México éste servicio es casi desconocido.

Debuto pues, en esto de los Twitters esperando que de vez en cuando se den una vuelta por ahí, pues de momento mi sitio se encuentra bastante desolado. El reto de escribir lo qué estoy haciendo o pensando en menos de 140 caracteres (es lo máximo que permite) me parece interesante. Trataré de usarlo lo más seguido posible, de ser posible diario. Eso sí, el blog seguirá llevando la pauta en esto de narrar mi vida, ridiculeces y alguno que otro intento literario.

Pueden ver las actualizaciones en el menú de la derecha, en dónde aparecerán mis últimas twitteadas, o visiten directamente mi portal Twitter en:
http://twitter.com/gabrielrevelo

Y únanse, no sean así, ¡¡¡¡que no ven que me siento solo en medio del universo twiteriano!!!!

lunes, 16 de marzo de 2009

Natación Noriega



Si las cuentas no me falla, esta será la segunda vez que en éste blog hable de porquerías. Aquella vez hablé de Kryptonita y al igual que ahora, haré la advertencia correspondiente: están a punto de leer un texto escatológico y asqueroso. No es mi estilo eso de andar ventilando intimidades pero en esta ocasión bien vale la pena. Hay historias que simplemente no se deben contar, pero que prevalecen a través del tiempo, medio escondidas en nuestra memoria, esperando el momento en el que uno se atreva a contarlas por más que después uno termine arrepintiéndose.

Sucedió en 1986 o al menos eso calculo. México era sede por segunda vez de un Campeonato Mundial de Futbol. Con escasos 4 años mi memoria logró atesorar de a poco algunas escenas de lo que en ese entonces era mi tranquila vida: cursaba el Jardín de Niños, auto medicaba a otros niños por amor a Martha Patricia, me creía He-Man y tomaba clases de natación a pesar de ya sabía, pues era (bueno, soy) un niño gordo mis papás se empeñaban en ponerme a hacer ejercicio.

Iba con mi prima Yuli (seis años más grande que yo) los martes y jueves por la tarde. El lugar se llama “Natación Noriega” y está ubicado cerca del metro Viaducto, por el rumbo de La Coruña. Como a unas cuadras de ahí vive mi abuela, al salir de clase mi papá nos llevaba a casa de mi abuela a comer arroz con frijoles. El maestro era un viejito gruñón parecido al Señor Vitali (sí, el de Remi). Aquel mentor, que de seguro le enseñó a dar sus primeras brazadas a Aquaman, tenía la costumbre de gritar y ser demasiado estricto. Todo que no fueran sus ejercicios estaba prohibido.



Una tarde cualquiera, mis múltiples actividades preescolares hicieron que se me fuera el tiempo y no pudiera ir al baño. Uno a los cuatro años sabe que hay cosas postergables, y hacer popo es una de ellas. A esa edad se podemos aguantar por horas pues ningún retortijón es tan urgente como jugar, platicar o ver las caricaturas. “No dejes para después lo que puedes hacer hoy” reza un dicho popular. Si aquella tarde le hubiera hecho caso no hubiera pasado ninguna tragedia. Sabía que necesitaba ir al baño y deposité toda mi confianza en mis esfínteres.

Lo malo es que perdí la apuesta.

Estaba a media clase cuando sentí unas pataditas en el estomago, casi al instante llegó la primera contracción. Estaba a punto de dar a luz y no precisamente a un bebé. Como dice la canción ‘todo pasó tan rápido, que ni cuenta me di’, o más bien sí. Unos bultos aparatosos en la parte trasera de mi traje de baño impedían que nadara a mis anchas. Intuí que no faltaba mucho para que la clase terminara. Decidí que lo mejor sería esperar y deshacerme del ‘regalito inesperado’ en el baño del vestidor y salir así bien librado.

Me puse tan contento con lo brillante de mi plan que hasta nadé con más ganas. No me percaté que el profesor Vitali había notado que guardaba algo dentro de mi traje de baño rojo. Como algunos alumnos acostumbraban a meter juguetes de contrabando a la clase y esconderlos en el mismo sitio, él intuyó que las bolitas que guardaba en el trasero era muñequitos o pelotitas o vaya Dios a saber qué. Me atrapó, con la pericia de un Tritón metió la mano buscando encontrar alguna figura de acción y hallando, en cambio, algo parecido a plastilina Play Dooh color mostaza que soltó al instante. Vi aquella masa amorfa flotando en el agua, alejándose de mí. Supe que estaba en problemas.

Me sacaron de la alberca. Algunos papás que estaban presentes me miraban con cara de ‘mi hijo nunca haría nada así’. El profesor, aun medio shockeado, se desquitó con mi prima la mandó a que limpiara y se hiciera cargo de su primito cagón. Ya en el vestidor mi prima a duras penas me dirigió la palabra. No sé si por el olor o porque de verdad estaba enojada conmigo. Esa tarde salimos temprano. En casa de mi abuela, la anécdota lejos de causarme regaños hizo que todos rieran. Claro, como a ellos no les había pasado. Aunque ahora que lo pienso, mi prima fue la que verdaderamente sufrió.

Mi prima abandonó las clases al poco tiempo de mi accidente intestinal. Supongo que le quedó alguna especie de trauma pues experiencias así no son fáciles de olvidar. Un año después era tan buen nadador, que dejé de asistir a la Natación Noriega. Nunca más volví a hacer popo en una alberca. Pipi a veces.

Este pasaje de mi vida estaba destinado al anonimato. Cambié de opinión hace unos cuantos sábados mientras manejaba por la colonia Viaducto Piedad y pasé afuera de la Natación Noriega. En la puerta estaba él. El maestro gruñón que supongo se apellida Noriega disfrutaba la tarde mirando la calle. Seguía igual de viejito y su aspecto seguía siendo el del señor Vitali. En resumidas cuentas, el tiempo no pasó por él. Metí reversa. Me detuve frente a él y le saqué una foto con mi celular (ya saben, como soy pobre la calidad es pésima). Nuestras miradas se cruzaron. A la distancia no lo encontré tan enojón como lo recordaba. Seguramente no me reconoció y hasta pensó que soy un secuestrador. Sin decirle nada seguí mi marcha con un sentimiento de tiempo perdido que no pude descifrar en un buen tiempo.

viernes, 13 de marzo de 2009

Todos se van

No tenía idea de quién era Wendy Guerra, hasta el día en el que fungió como participante de la mesa redonda 'El arte de novelar' en el marco del Homenaje Nacional a Carlos Fuentes del año pasado. Allí, entre varios escritores latinoamericanos de renombre la vi por primera vez: menudita, vestida a la moda y poseedora de ese acento cubano que en ella suena tan provocador.

No sabía que era una de las flamantes representantes de la literatura cubana, ni que también tuviera ya publicados un par de libros de poesía o que incluso es diplomada en dirección de Cine, Radio y Televisión en la Facultad de Medios de Comunicación del Instituto Superior de Arte en Cuba. Me bastó con escucharla para saber que algún día debía leerla, y que seguramente, su narrativa me seduciría aun más que su propia presencia.

Así llegué a “Todos se van”, su primera novela, y con la que ganó el I Premio de Novela Bruguera en el 2006. Su formato narrativo es sencillo: como si se tratara de un diario personal en el que Nieve Guerra, la protagonista, relata su infancia y adolescencia, retratando no sólo la confusión habitual de la transición de niña a mujer, sino también interactuando, y muchas veces sobreviviendo, a los cambios políticos, culturales e ideológicos de aquella isla en las décadas de los 70’s y 80’s del siglo pasado. La lectura se vuelve un reflejo mismo del paso del tiempo en su misma estructura. Pasa de lo sencillo (tanto en trama como en composición gramatical) a lo más compuesto y elaborado. De la esperanza al desencanto. De la ilusión a la resignación. De las ganas de salir a la tortura de ver cómo uno se va quedando solo. Las palabras de aquel diario que enamoran y son como poesía.


De Cuba se podrán decir mil y un verdades, y quizá el doble de mentiras, pero sólo quién la ha vivido día tras días puede hablarnos fidedignamente de sus alegrías y tristezas. Nadie mejor que los propios cubanos para relatar lo que significa mirar al resto del mundo desde una capsula o sentir en carne propia las despedidas de quienes sí lograron saltar la cerca que el mismo mar y una ideología política, cada vez más dudosa, les impone. Estar atado a una isla en la que se diga lo que se diga, también hay clases sociales y sobre todo, mucha desigualdad. Tales son las lecciones que Wendy Guerra nos deja en el corazón después de devorar está novela a modo de crónica y en la que se agradece, no tome ningún partido o bandera y nos cuente así, cómo son las cosas en esa vieja Cuba antillana de la que todos hablan sólo a tientas.

Hay veces en los que sentimos que estamos estancados. Que todos parten hacía nuevos horizontes y nosotros sólo giramos en el mismo punto. De eso se trata esta novela. Un diario escrito por una joven para desahogarse del mundo incomprensible y hallarle una mínima coherencia. La posibilidad de mentirle y a veces hasta tener que esconderlo y abandonarlo, pero siempre con la necesidad inminente de volver a él. Quienes tenemos un blog no podrán dejar de sentirse aludidos con esta necesidad de narrar lo cotidiano por más descompuesto que éste se torne. Al final se trata de un instante de realidad.

Hace una hora terminé de leer ‘Todos se van’ y creo estar un poquito más cerca de ese país que está tan lejos a pesar de su cercanía geográfica. Igual de contradictorio es que alguien se llame ‘Nieve’ viviendo en Cuba.

martes, 10 de marzo de 2009

El primer (y mejor) concierto de mi vida



No podía ser de otra manera pues él siempre, para bien o para mal, será así. Siempre excéntrico hasta el final, siempre dando de qué hablar, siempre sorprendiendo, siempre Michael Jackson… el indiscutible Rey del Pop.

Fue el propio Jackson, quién hace unos días lo anunció en una conferencia de prensa. Después de un exilio voluntario de los escenarios que duró varios años, el autor de Billie Jean volverá con 10 presentaciones en el 02 Arena, estadio londinense con capacidad para 20 mil aficionados. Estos conciertos que prometen ser míticos, se llevarán a cabo a partir del 8 de julio servirán para enmarcar el retiro del cantante. He ahí el doble shock mezclado con la alegría que millones de fans alrededor del mundo sienten y entre los que un servidor se incluye. Regresa el mejor, pero se va, y parece que pasa siempre.

A lo largo de esos 10 conciertos el mismo Michael promete cantar lo que le pidan para después bajar el telón. Imagino lo que serán esos recitales y se me enchina la piel. No es para menos. Aún tengo en mi memoria aquel otoño de 1993 cuando El Dangerous World Tour llegó a México. Fueron 5 llenos pletóricos en el Estadio Azteca de la Ciudad de México, pero de haber sido 10 o 15, el resultado hubiera sido el mismo. Filas de fanáticos pasaban horas enteras para conseguir los ansiados boletos. En los medios, en la calle, en todos lados se respiraba una euforia que pocas veces se ha visto en el DF.



Entonces yo tenía 11 años, más de la mitad de ellos, como seguidor de Jackson. No tengo ni idea de las peripecias por las que mis papás tuvieron que pasar para conseguir esas anheladas entradas que me darían acceso al primer concierto de mi vida y de paso, volver realidad el imposible de ver en vivo a mi ídolo.

La fecha: Domingo 07 de noviembre, 20:00 hrs.

Llegamos unas tres horas antes. Por primera vez en mi vida entraba al colosal Estadio Azteca, que para esa tarde vestía una de sus mejores galas. De a poquito las tribunas comenzaron a poblarse y la adrenalina crecía a cada segundo. La ola hizo su aparición con un público animoso que además, prendían y apagaban sus encendedores al ritmo de las canciones de The Beatles que amenizaban la espera. Pasadas las 8 de la noche las luces se apagaron. Entonces fui consciente de la enormidad del Estadio Azteca y la cantidad de gente que en ese momento albergaba. Desde ese momento todo fue como una avalancha incontrolable. Un fragmento de ‘Carmina Burana’ acompañaba las imágenes de guerra y desolación que se proyectaba en las pantallas. Paulatinamente las escenas fueron cambiando su temática, ahora se mostraban los mejores momentos de algunas de las presentaciones de la Gira de Dangerous alrededor del mundo. De nuevo obscuridad, interrumpida inmediatamente por una ola de explosiones en el escenario. Una lluvia de pirotecnia bañó el escenario. Y entonces de un salto apareció. Vestido de negro y dorado. Con gafas obscuras, inmóvil, como dándole la bienvenida a un escenario que ya estaba rendido a sus pies.






Jam fue la canción que rompió el silencio. Los encendedores rítmicos de nuevo hicieron su aparición acompañados por los gritos ensordecedores de la muchedumbre. No recuerdo lo que pasaba a mi alrededor pues preferí centrarme en lo que sucedía en el escenario. Atesorarlo para siempre. A mi edad algo me decía que aquel instante era único y que pasaría a la historia de los grandes eventos en México. Sería ocioso y medio complicado hablar detalladamente de un concierto que fue pura emoción y que tuvo lugar hace casi 16 años. Tengo, eso sí, muchos pasajes, imágenes momentáneas como la interpretación de Smooth Criminal, el planeta inflable que apareció con la enternecedora interpretación de Heal the World o la prodigiosa transformación de Michael en muerto durante Thriller. Mención aparte merece tener el baile que acompañó la clásica Billie Jean o el que entre canción y canción se dirigiera al público en español con el ya solemne “los quiero mucho”.

Al final son tantas cosas que prefiero dejarlas como una totalidad. Esa noche Michael se despidió volando en un traje espacial. Siempre pensé que volvería a México. El tiempo pasó y la estrella de Michael se fue apagando por cuestiones ajenas al escenario. Sin embargo el cariño hacía ese artista cuyas canciones todavía hoy me emocionan sigue ahí. Ahora que Michael anunció su regreso y retiro quisiera detener el tiempo para que esas presentaciones jamás acaben. Me encantaría ir a Londres y estar presente en la última canción de una leyenda que jamás morirá. No estaré ahí, pero me queda el consuelo de que alguna vez, hace ya mucho tiempo, cumplí mi sueño.

Aquel fue el mejor concierto de mi vida.

sábado, 7 de marzo de 2009

La cruda realidad


Esta extraña sensación de estar sin estar. De estar desconectado del resto de mi cuerpo y a la vez estorbarme en cualquier posición en la que intente acomodarme. Así me siento, como si estuviera en un universo paralelo del que espero salir en cualquier momento. Éste sábado que parece no tener ni pies ni cabeza se explica fácilmente: estoy crudo.

Maldita resaca, llegó puntual. Desperté cerca del mediodía (no es mucho si consideramos que casi me dormí a las 6 de la mañana). Los síntomas son los clásicos: mucha sed, dolor de cabeza, pesadez estomacal, somnolencia y un desagradable aroma etílico que emana de los poros de mi piel. Por si fuera poco, el clima no ha estado de mi lado y lo que en otras circunstancias sería un disfrutable día soleado, en mi situación no hace más que acentuar mis malestares.

Sé que hay brebajes o remedios cuyo propósito es atenuar el sufrimiento de la cruda, pero algo de masoquismo hace que uno soporte estoicamente y en cierta forma, pague por los abusos de unas horas antes.

Es raro que tome cuando salgo, más extraño es que se me pasen las copas y termine, literalmente “hasta las chanclas”. Ayer fue una de esas noches en las que, con puras cervezas, todo se alineó para que me embriagara de lo lindo. Ahora que lo pienso, no fue tanto lo que tomé ¿será un signo de prematura vejez, o la confirmación de que soy pésimo para beber y con cualquier cosa acabo perdiendo?

De cualquier manera éste sábado no precisa de explicación alguna, sabe muy bien que los recuerdos de una noche de viernes, en la que el alcohol y el amor se mezclan, jamás podrá tener coherencia. Justamente aquí, en el recuerdo de los acontecimientos que vuelven memorable una velada, es donde se encuentra la verdadera agonía de la resaca. Los efectos intoxicantes del alcohol en nuestro cuerpo, son nada en comparación con la espesa labor de asimilar lo sucedido cuando la música, el ambiente festivo de una reunión entre amigos y después, la oscuridad de una calle desolada nos da todo tipo de licencias. Sé es otro bajo los influjos de la bebida o simplemente nuestro 'verdadero yo' es cobardón y necesita pretextos para hacerse presente.

Y en ese punto infinito y sin retorno a la vista me encuentro. Entre confundido y dudoso, traigo decenas de imágenes a la memoria y sigo sin esclarecer nada. Lo cierto que es la noche de anoche dista de ser común y sus efectos amenazan con seguirme taladrándome la conciencia. Yo mismo me desconozco.

Si no entendieron nada, es normal. Ni yo puedo. Estoy crudo… y mi corazón también.

martes, 3 de marzo de 2009

Santa Fe de la Soledad


Sábado 14 de Octubre, 18:29 hrs.El teléfono sigue callado, desde ayer nadie ha llamado. Las rosas rojas comienzan a marchitarse, quizá eso atenúa más mi retraimiento esta tarde. Si la Ciudad de México es la metrópoli de la soledad, el rumbo de Santa Fe tiene la mayor concentración de ella. Incomunicada del resto de las colonias y avenidas, en un sábado al atardecer la melancolía y abandono en esta zona es tanta que ni siquiera sus grandes edificios y modernas calles logran romper el silencio que la falta de almas humanas provoca.

Le temo al silencio. Agudizo el oído para ver si logro escuchar algo más, afuera de este lujoso pero frío departamento de un onceavo piso. Nada. Ni una risa, ni música, ni voces, ni siquiera algún auto que rompa esta nulidad auditiva. Me asomo en el balcón. Abajo la avenida Vasco de Quiroga luce vacía ¿cómo yo? A lo lejos algunos edificios, igual de imponentes (y deshabitados) que éste, apenas muestran evidencias de vida en su interior. Fuera de un par de luces en algunos pisos de estos gigantes de concreto, podría jurar que estoy sola en esta inmensidad. A lo lejos el Desierto de los Leones no hace sino hundirme en la tristeza de mi suerte. Comienzo a llorar amargamente.

No quiero entrar a mi cuarto, mi cama aun tiene su olor.


Viernes 13 de Octubre, 14: 56 hrs.Verónica salió de sus clases en la Ibero antes de las tres de la tarde. Oriunda de Puerto Vallarta, estudia el primer semestre de Contaduría, por lo que desde hace dos meses vive sola en un departamento en Santa Fe. Su padre, un hotelero viudo, pagó por adelantado los cuatro años que ‘Vero’ estará en la capital. A los dos les habían contado que Santa Fe era la zona de mayor desarrollo en el DF, que era parecido a Houston y que en medio de tantos centros comerciales y edificios, Verónica la pasaría excelente.

Semanas después Verónica llegó a su departamento. En un principio le gustó. Después no. Siempre está frío, sobre todo de noche. De día, entre semana, hay ruido. Autos, empresas, escuelas. Al caer la tarde todo se muere, inclusive su ánimo. A veces, generalmente los días soleados, Verónica sale en su Cambry Verde a recorrer la zona y pasar el tiempo. Aunque aún no tiene amigos, confía en que los encontrará rápido.

Entró a la escuela y se enamoró, o eso creía ella, de Manuel, su profesor de Estadística Diferencial. Desde hace semanas se ven fuera de clases. Hoy Verónica lo ha invitado por primera vez a su departamento. Los dos estarán a solas. Ella está nerviosa ¿qué pasará?


Sábado 14 de Octubre, 12:06 hrs.- Lárgate de mi casa. No tienes vergüenza. Mira qué hora es... Los niños se la pasaron preguntando toda la noche por ti. No durmieron, no dormí, ¿ahora qué mentira me vas a decir?
- No te pido que me comprendas Teresa. Sé que la culpa es mía y de nadie más. Ayer tuve que darle clases a un grupo de alumnos hasta tarde y uno de ellos me ofreció quedarme a dormir en su casa.
- ¿Y no tenía teléfono?, ¿Por qué apagaste tu celular?, ¿Ya no me quieres?... sólo cuéntame la verdad Manuel.

Y ya no pude responderle nada. Amo a Teresa y me duele verla llorar. Al final no la convenceré de nada. Me doy asco. Siempre he de estar perdiendo cosas: primero a Verónica, después mi dignidad, ahora mi esposa.

- Recoge tus cosas y márchate. Espera noticias de mi abogado y... espero que algún día tengas el coraje de mirarme a los ojos y decirme por qué me has lastimado tanto a mí, que sólo te he amado.Subiré. Me despediré de mis dos hijos y me llevaré mis cosas. Ahora si eché todo a perder. Teresa no me deja por la infidelidad de ayer, o las de años atrás. Ella me deja porque dejé de sentir atracción hacía ella, por dejar de desearla, besarla... por ya no decirle que era bonita.


Viernes 13 Octubre, 17:21 hrs¿Cómo será estar con un hombre? ¿Será como en las películas o como en las novelas de amor?, ¿El estará nervioso como yo? Estas cosas se pregunta Verónica mientras conduce su Cambry Verde. Viene de comprar algunas cosas para la cena que en la noche preparará: Spaghetti a la Boloñesa, Ensalada Cesar, Lasaña, Finos Cortes de carne y Vino Blanco.


Sábado 14 de Octubre, 10:54 hrs
Verónica no entiende nada. Mira su propio reflejo en el espejo que tiene en el tocador de su cuarto y le parece lejano: Cabello enmarañado, ojeras, rostro triste, maquillaje corrido. Estando así, con una sabana que tapa su desnudez parece un fantasma. ¿Por qué Manuel? ¿No sabes que no hay nada peor que robarle la pureza y ternura a una mujer y tirarla a la basura?


Viernes 13 de Octubre, 19:02hrs.
Acabo de dar la última clase del día. Me duele un poco la cabeza pero está bien, es un mal soportable. Iré al vestidor de profesores, me pondré algo más formal. Me peinaré y lavaré los dientes. Perdóname Tere, esposa mía durante los últimos quince años y madre de mis dos hijos. A mis cuarenta años te juro lo que ya te juré muchas veces: esta es la última vez que me enredo con alguien más. Es la última vez que juego al vivo contigo. Tengo muchas dudas en mi mente, por un lado estás tú. Pero también está ella, la hermosa Verónica. Apenas mayor de edad, apenas mujer. Toda una promesa de ternura y juventud a la cual deseo poseer, pero también dejar, pues me he prometido que está será la última vez que le pongo el cuerno a Tere. Sólo esta noche Dios mío, te juro no volver a enredarme jamás con otra.


Sábado 14 de Octubre, 9:44hrs.
De qué sirve que Verónica lea una y otra vez los trozos de la carta que rompió. Su letra finamente manuscrita sigue diciendo lo mismo. Ahora no se siente enamorada. Sólo sucia.


Viernes 13 de octubre, 20:05hrs.
Verónica está bañándose. Enjabona su cuerpo, aun virgen, y se siente excitada por lo que vendrá. Deja que las gotas recorran su cabello, su espalda, sus muslos, su abdomen. Hoy se siente más mujer que nunca. Se mira, se encuentra bella. Comienza a tocarse delicadamente. No puede esperar a que llegue Manuel y de su mano, sea guiada a esos reinos que sólo la pasión puede brindarnos.


Sábado 14 de Octubre, 9:30hrs
Estoy vagando triste y solo por la colonia del Valle. No quiero llegar a casa, con esta cara de imbécil enamorado ante mi esposa. Estoy seguro de que mi piel huele a Verónica. Mis labios aun sienten la suavidad de los suyos. No quiero dejarte Verónica, aunque a estas horas debes odiarme por haberte roto el corazón.


Viernes 13 de Octubre, 21:16hrs.
Verónica luce preciosa está noche. Un escotado vestido negro, ceñido a su cuerpo delgado, la hace ver sensual y bellísima. Se mira en el espejo y contempla su piel blanca, sus labios pintados de rojo pasión y su cabello castaño cuidadosamente alaciado. Toda ella es una invitación a tomarla, a perderse en ese cuerpo que de tan hermoso dan ganas de tocarlo con seda. El toque fatal es su perfume estratégicamente colocado detrás de sus orejas, en sus manos y en el cuello. Verónica ya es toda una mujer. Manuel está por llegar.


Sábado 14 de Octubre, 9:00hrs
La Cocina está vacía. Lo mismo pasa con el resto del departamento. Verónica sólo encuentra una carta en la mesita de la sala, escrita con letra manuscrita al lado de un florero con rosas rojas. Ella piensa que sin duda es una nota de amor.


Viernes 13 de Octubre, 21:28hrs.
Se abren las puertas del ascensor que me llevará al piso once. Me parece estúpido que después de tantos años esté nervioso antes de lo que espero sea una noche de placer. A Verónica la conocí en clase, desde el primer día me pareció preciosa. En su primer examen la reprobé. Ella vino a mi oficina a reclamarme. Obviamente tenía razón, su calificación era incorrecta. Tuve la osadía de besarla. Temiendo haber cometido un error imperdonable le pedí perdón. Para mi sorpresa me regresó el beso. Desde entonces salimos a escondidas de sus compañeros y de mi esposa. Desde entonces la deseo.

En unos momentos por fin será mía.


Sábado 14 de Octubre, 08:37hrsVerónica sueña con el amor. Abre los ojos y aun se siente enamorada entre sueños. Extiende el brazo para abrazarle pero él no está. Piensa con una seguridad excesiva que su ausencia se debe a que, como en las películas, le está preparando el desayuno. Se envuelves en la sábana y sale descalza de la habitación. Por primera vez el frío del suelo le parece sensual. Va a su encuentro, de seguro está en la cocina.


Viernes 13 de Octubre, 21:31hrs.
Tres toquidos interrumpen el silencio del departamento de Verónica. Ella, que ya sabe quién es, deja pasar unos segundos y abre la puerta. Manuel la saluda tiernamente con un beso en la mejilla y le entrega un ramo de rosas rojas. Ella lo invita a pasar. Él ve el comedor elegantemente decorado con velas, copas de cristal y una fina bajilla de porcelana que el papá de Verónica le regalo y que ella decidió estrenar esta noche.

‘Si las flores que te dan con amor tardan en marchitarse, estas me durarán semanas’ piensa Verónica mientras busca un florero en la alacena de la cocina.


Sábado 14 de Octubre, 6:01hrs.
Aun es de noche, aunque el sol esta apunto de despuntar. Saco una hoja de uno de los cajones del cuarto de Verónica y con letra manuscrita escribo la siguiente nota:

Querida Verónica:
Hola corazón, cuando leas esta nota ya no estaré en tu departamento... tampoco en tu vida. Llevó semanas evaluando la situación, nuestra situación, y creo que lo mejor para ambos es dejar de vernos. A tus dieciocho años aun eres muy joven para entender muchas cosas de la vida, o quizá yo soy muy viejo para ciertas cosas. No sé. Te voy a decir la verdad niña de mi vida: estoy casado desde hace años. Tengo una hija de diez años y un niño de seis. Perdón por mentir diciendo que soy soltero. ¿Me habrías hecho caso de haberte contado la verdad? A veces, a los cuarentones como yo sólo nos queda crearnos falsas realidades para aspirar al amor de juventud. Supongo que te sentirás terrible, pues no imaginaste que el primer hombre en tu vida te trataría de una manera tan despiadada. Sé que te hice mal, por eso ya no puedo, ni debo, cometer más errores. Volveré con mi esposa y mi familia. El lunes a primera hora presentaré mi renuncia en la Universidad y jamás me volverás a ver. A ti te deseo lo mejor Verónica. Eres una joven llena de talento e inteligencia, por lo que estoy seguro me olvidaras pronto.

Con cariño,
Manuel.

Doblo la hoja y la dejo en la mesita de la sala. Tomo mi saco. Miro por última vez el departamento de Verónica y bajo en el ascensor.


Viernes 13 de Octubre, 22:21hrs
El Spaghetti, al igual que el resto de la cena estuvo delicioso. Verónica levanto los platos de porcelana ayudada por Manuel. Él fue al baño, desde dónde llamó a su casa. El teléfono está ocupado. Ni modo, después se explicaría con Teresa. Manuel apagó su celular.


Sábado 14 de Octubre, 5:57hrs.
Miro tu cuerpo desnudo, sutilmente cubierto por una sábana. No termino de creer que pueda existir tanta belleza. Tu cara relajada, tu piel suave y firme. Me encantas y eso es lo peor de todo, porque podría pasarme toda mi vida viéndote dormir y en cambió, tengo que decirte adiós para siempre. Nunca me escuchaste decírtelo, pero ahora, de píe en la puerta de tu cuarto, lo susurraré muy bajito para no despertarte:
- …te amo.


Viernes 13 de Octubre, 23:11hrs.
Verónica pone un disco de baladas, de esas que siempre usan en las películas gringas y cursis. Provocativamente se acerca a la sala en la que Manuel la espera. Él sirve dos copas de champagne. Ella da un trago mientras lo mira seductoramente. Moja de licor sus labios y suavemente se acerca los de su compañero. Suavemente lo besa. Él responde, recorre con su lengua sus labios, sus dientes perfectos, aspira su aliento. Ella le murmura un ‘te amo’. Él la toma de la cintura y la atrae hacia él.


Sábado 14 de Octubre, 5:38hrs.Bruscamente me despierta el recuerdo de Teresa. Preocupado me doy cuenta que me quedé dormido. Soy un perfecto estúpido. Me insulto a mi mismo por mi falta de sutileza y entonces siento su brazo rodeando mi abdomen. Y me olvido de todo. Verónica duerme junto a mí. Su vientre sube y baja con el mismo ritmo de su respiración. Me acerco y huelo su perfume. Suavemente la beso en los labios.

Me visto en silencio.


Viernes 13 de Octubre, 23:32hrs
Los labios de Verónica son tan suaves que no puedo evitar perderme en ellos. Ya no controlo éste deseo que por ella me invade. Suavemente dirijo mi mano hacía su pecho, primero la acaricio tímidamente, después con más seguridad. Ella responde tocando mi entrepierna. Yo no sé como sea el cielo, pero debe ser parecido a ella que ahora se aferra a mi cuerpo y me pide que no pare. Entonces, como una maestra de la seducción deja de besarme y me pide que la acompañe a su habitación. Estoy rendido a sus pies, en estos momentos la acompañaría al mismo fin del mundo.


Últimos minutos del Viernes 13 de Octubre /
Primeros minutos del Sábado 14 de Octubre


Verónica siente como cae lentamente su vestido. Ya no siente pena, ni miedo, sólo ansias de que él la tome entre sus brazos y la haga suya. Manuel avanza hábilmente, sus manos la recorren, ansiosas por descubrir nuevos paraísos de eternidad. Ya no piensa, solo siente.

Minutos después ella aprenderá que para el amor nunca habrá manuales, que por más que uno planee las cosas los sentimientos nos sorprenden una y otra, y otra, y otra vez. Hoy ella le regaló a Manuel la desnudez de su alma, de su hermoso cuerpo y con él da el saltó al mundo de la pasión.

* * * *

Noviembre
- El profesor de Estadística Diferencial nunca más volvió a la Universidad Iberoamericana. Nadie tendrá noticias de él. Dicen que terminó trabajando en un hotel de Puerto Vallarta, desde dónde cada mes manda un cheque para sus hijos. Seguirá viviendo en la promiscuidad.

- Teresa se hizo un chequeo médico de rutina. Tiene Sida. Contrarió a lo que ella siempre pensará, el virus no se lo transmitió Manuel, sino el único amante con el que Teresa decidió vengar las infidelidades de su esposo unos meses antes de que éste se fuera de su casa.

- El teléfono de Verónica sigue callado.


Gabriel Revelo / Octubre 2006