sábado, 10 de marzo de 2012

Un día especial este 11 de marzo


1. Aquella primavera del 2004

Recuerdo la primavera del 2004 como una época de mi vida caótica pero agradable. Excitante y llena de sin sentidos. Tan vertiginosa y rápida que en tan sólo unos meses viví lo que no había experimentado en años. Perdí un amor y llegó otro mucho más intenso que me trajo más preguntas que respuestas.

Así eran las cosas cuando sucedió la tragedia que se volvió canción de amor.

2. 11 de marzo

Parte de mis memorias sobre la primavera del 2004 corresponden al jueves 11 de marzo de ese año. Durante esa época realizaba mis prácticas profesionales en Televisa Chapultepec, en la redacción del portal de internet en el área de noticieros. Esa mañana llegué a Televisa más temprano de lo habitual (10 de la mañana, tiempo de México) sólo para encontrar la oficina colapsada por tanto trabajo. Fue ahí cuando me enteré por primera vez de lo que estaba ocurriendo en España.

Un atentado terrorista había sucedido unas horas antes en la estación de trenes de Atocha, en Madrid. Sin mayor aspaviento me puse a trabajar en lo que podía. La información corría por mis manos, sólo para escupirla minutos después en forma de notas periodísticas. Datos sobre el número de víctimas, sobre el deslindamiento de ETA sobre los hechos ocurridos y el anunció de Al-Qaeda adjudicándose la autoría de los atentados.

Siempre he tenido una extraña fascinación por los sucesos que detienen al mundo. Me estremecen pero a la vez atrapan. Me conmueven y atraen enormemente. Quizá por eso aquel día permanecí más tiempo del normal en la oficina. Viendo fotos, vídeos, escuchando reacciones de todas partes del mundo sobre lo sucedido. No recuerdo a qué hora me marché ese día de la redacción.

Al otro día cerca de las 5 de la tarde abandoné la oficina para dirigirme a la Universidad. Una manifestación de trabajadores del Seguro Social bloqueaba Avenida Tlalpan. Pasé casi dos horas en el tráfico y no llegué a mi clase de 6. Durante ese tiempo escuché en el radio del auto la cobertura que se le daba a lo ocurrido. Locutores y expertos discutían sobre las implicaciones políticas que los atentados tendrían en España y el tipo de consecuencias que podrían traer bélicamente al mundo. También en ese momento se realizaba una inmensa y conmovedora marcha por las principales avenidas de Madrid. España tenía el corazón destrozado pero estaba de pie. No sé si todos los mexicanos compartíamos el mismo sentimiento, pero al menos yo no podía evitar sentirme triste.

Llegando a la Universidad mis amigos Ángel y Rosalía me preguntaron por qué había llegado tarde.

Les dije que no tenía importancia.

Cuatro años después volví a sentir ese abatimiento, cuando escuché una canción de amor.

3. Jueves

El 16 de septiembre del 2008 fue día feriado en México. Esa tarde decidí comprar un disco. Elegí "A las cinco en el Astoria", el entonces nuevo disco del grupo español La Oreja de Van Gogh. No lo escuché sino hasta días después, una tarde que lo puse mientras manejaba.

Entonces empezó una canción que desde el principio llamó mi atención. Una baladita de ritmo melancólico que hablaba de una chica enamorada de un pasajero al que diariamente se encontraba un el tren pero del que no sabía nada más... o algo así entendía. Conforme avanzó la narrativa de la canción me fui metiendo más en la historia de aquella mujer que ve pasar los días esperando un romántico milagro.

Por un par de minutos me volví uno con esa canción. De verdad anhelaba que aquella enamorada se armara de coraje y se acercara al hombre que la hacía suspirar. Cuando ella toma la iniciativa es correspondida. Y por fracciones de segundo me alegro de su suerte… hasta que escucho el siguiente verso:

"... y ya estamos llegando,
mi vida ha cambiado,
un día especial este 11 de marzo.
Me tomas la mano, llegamos a un túnel
que apaga la luz.

Te encuentro la cara
gracias a mis manos.
Me vuelvo valiente y te beso en los labios,
dices que me quieres y yo te regalo el último soplo de mi corazón…”


Y la melodía termina de pronto.

Entonces en cuestión de segundos relaciono todo en mi mente... los trenes, la fecha, el súbito final en medio de la oscuridad. Y fue como si me golpearan el corazón. Tuve que aguantar las ganas de llorar frente a las otras personas que me acompañaban en el auto.

La historia de un amor que apenas vivió unos segundos sólo puede ser comparable con la pérdida de 192 vidas. Cuando ambas cosas se mezclan en forma de una hermosa canción el resultado es poco menos que devastador para quien la escucha. Una épica historia de amor que murió de forma injusta.

Después del impacto inicial tuve que escucharla un par de veces más. El temblor de mi cuerpo siempre venía hacia el final de la canción. Justo en ese instante en el que la tragedia sobrevino al amor. Y uno siente pena por aquella chica que después de ver pasar los días ‘como las golondrinas del poema de Becker’ se volvió valiente y fue feliz dando su último beso, justo cuando el tren en el que viajaba entró en un túnel.

Lo realmente jodido del asunto no es partirme el alma cada que la escucho. Lo verdaderamente triste es que 192 historias terminaron dramáticamente ese jueves. Lo complejo y difícil de explicar, es que el odio de unos cuantos haya sido suficiente para romper la calma de millones. Nunca lo entendí ni creo poder hacerlo jamás.


Un día especial…

Cada 11 de marzo pienso en la historia de amor de la canción y los atentados que cimbraron Madrid. A ocho años de la barbarie y cuatro de haber escuchado ‘Jueves’ por primera vez, el fantasma de la melancolía sigue presente.

Hoy es uno de esos días… de nuevo escucharé ‘Jueves’ y me pondré triste. Aun así, sigo pensando que es una de las canciones más hermosas que haya oído en toda mi vida.

“Por una vez y durante apenas cinco minutos de música, aquel 11 de marzo de 2004 vuelve a ser sencillamente ‘Jueves’”

Cuautla, Morelos (11 de marzo de 2012)

(Si la disquera bloquea el video, da clic aquí para verlo).


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, me llamo Adeli y soy peruana.
Buscaba la identidad de la pasajera víctima del atentado y que inspiro con su diario esta canción.
Aun no lo he encontrado pero le pique a tu blog y entiendo todo lo que has posteado aquí... fue una verdadera lastima... no pudo evitar sentir tanta nostalgia y tristeza por alguien que no he conocido.
Gracias por el video, esa versión no la había visto, esta genial.
P.D.: no se lo “gacho” significa, y estudio lingüística jajaja.
Saludos.

Unknown dijo...

También no seas gacho es decir "no seas malo"

Roberto dijo...

Que preciosidad de texto sobre algo tan triste. Ayer la misma locura volvió a golpear en España. Esta vez en Barcelona. Otra vez tantas vidas segadas sin motivo.
Gracias por lo escrito. Una genialidad de canción.