sábado, 5 de abril de 2014

Wicked, el musical


- ¿Cuál es la mejor forma de mantener unida a la gente? Fácil, dales un enemigo en común.  

El año pasado, en este mismo blog les conté que hace varios años mi amigo Huriat me contó sobre una obra de teatro que estaba basada en la historia de la malvada bruja verde del Mago de Oz. Durante mucho tiempo quise saber más al respecto, hasta que me enteré que aquella puesta en escena estaba basada en un libro del mismo nombre, el cual leí en cuanto tuve la oportunidad. 

Justo cuando iba terminando su lectura (si dan clic aquí pueden leer mi reseña sobre el libro) se dio a conocer que esa obra sería montada en la Ciudad de México. Por supuesto hablo de Wicked, el musical más exitoso de todos los tiempos, mismo que tuve la oportunidad de ver hace unos días 

Quizá suene exagerado decir que cumplí un sueño, aunque en verdad llevaba años anhelando ver esta obra. Por eso, en cuanto se estrenó en nuestro país supe que no podía dejar de verla por más que los boletos tuvieran un precio tan elevado como los de Broadway. Pero para eso trabaja uno, para darse sus gustos de burgués aunque sea muy de vez en cuando. 

Total, que a pesar de tener dudas sobre si saldría satisfecho o no, compré mi boleto. Y saben, no me arrepiento ni tantito. 

Confieso que no me considero un conocedor del Teatro Musical, de hecho sólo he visto unas cuantas obras de ese tipo. En cambio, el universo literario de la novela Wicked lo ubico y muy bien. Escudado en esa premisa me atrevo a dar mi opinión sobre dicha obra (además, claro, de que es mi blog y yo hablo de lo que quiera). 

Debo ser justo y decir que la magia empieza desde que uno entra al teatro y ve en la parte alta del escenario al gran Dragón del Tiempo (quienes han leído la novela saben de su importancia). Llámenme cursi, pero para mis adentros me sentía como sí efectivamente estuviera ingresando en Ciudad Esmeralda cuando percibí tantos tonos verdes en el escenario. 

Y dan la segunda y luego la tercera llamada y comienza la acción: música fastuosa, bailarines ataviados de color verde y entonces, en una burbuja desciende una bruja buena de nombre Glinda, que le comunica de modo triunfal al pueblo de Oz que la malvada bruja verde del oeste finalmente ha sido derrotada y asesinada. A partir de ahí comienza un viaje al pasado que gira entorno a esa enigmática bruja de color singular a la que muchos consideran la mala del cuento. 

Este planteamiento de Wicked fue el que me sedujo desde un principio: la idea de que la odiada Bruja verde en realidad no es tan mala como pensamos, y que todas y cada una de sus acciones tuvo un por qué siempre me intrigó. Desde este punto parten tanto la novela como su adaptación teatral. 

Minutos después ocurre el momento mágico en el que Elphaba, la protagonista de esta historia aparece en escena. Acepto que me emocioné ¿cuantas veces tiene uno la oportunidad de ver de frente a una de las protagonistas de uno de tus libros favoritos? Desde entonces inicié un viaje más que interesante; no sólo disfrutaba esa obra que anhele ver desde hace tanto tiempo, sino que además podía ir descubriendo las variaciones que hay entre libro y obra de teatro. 

Contrario a lo que pasa en otras ocasiones, estos cambios entre obra literaria y adaptación no me desagradaron, al contrario, ver cómo una historia que de antemano ya conocía muta ante mis ojos y se desarrolla por sí misma como sí se tratara de un ser vivo me pareció muy ilustrativo. 

Debo reconocer que libro y musical son muy diferentes entre sí. Aunque parten de la misma base y mantienen la esencia del mensaje central de la historia, hay momentos en los que tanto la trama como los personajes toman rumbos muy distintos. Lo destacable es que después de confrontar ambas versiones ninguna desmerece y ambas valen mucho la pena. 

Wicked, el musical, le da todo el peso de la historia a la relación entre Elphaba y Galinda, dos jóvenes tan distintas entre sí (una es verde, la otra rubia; una popular, la otra solitaria) cuando ambas estudian en el mismo instituto. Así, entre extraños sucesos en el colegio y vaivenes amorosos entre los alumnos, la amistad entre ambas florece. 

A la par de estas historias, vamos reflexionando sobre los mecanismos de manipulación que tiene el poder, siendo Wicked un interesante tratado acerca del manejo mediático y del sesgo informativo a conveniencia que sigue siendo un tema muy actual. En un marco así, resulta comprensible que las cúpulas de poder en Oz (encabezadas por el omnipresente Mago) se muestren interesadas en acallar a los Animales que hablan o en intentar contar con los favores de una bruja con poderes sobrenaturales. 

Por su estructura, la fuerza de esta obra recae en el personaje de Elphaba, una chica que a pesar de sus escasas habilidades sociales y de la difícil vida que ha tenido, posee un carácter fuerte y decido que la lleva a desafiar a todos mientras lucha contra las injusticias que sufren aquellos que como ella, son diferentes. En este caso, el papel fue interpretado por Danna Paola, una actriz de televisión muy joven de la que confieso tuve mis dudas en cuanto me enteré que sería la encargada de desempeñar tan importante papel. 


Esa tarde con su actuación y fuerza vocal Danna Paola me calló la boca. Con ella el papel de Elphaba y sus distintas personalidades se materializan en escena: Fuerte o vulnerable de acuerdo a lo que va dictando la historia, con una voz que varias veces hizo que la gente se pusiera de pie al escucharla. ¿Cómo atreverme a negar que casi lloró de emoción cuando interpretó Defying Gravity y se elevó por los aires en uno de los momentos estelares de la historia? 

Uno sabe que una representación artística nos dejó marcados cuando al ser testigos de su ejecución sentimos la piel chinita y un escalofrío nos recorre el cuerpo. Eso me ha pasado en poquísimas ocasiones al leer algún libro, escuchar alguna canción en un concierto, ver una película… o viendo Wicked

Las otras actuaciones y el desarrollo escénico también son una maravilla y no le piden nada a otras puestas teatrales de similar envergadura. Aunque en ellas no profundizo mucho porque ni soy experto y porque insisto, en Wicked lo primero que brilla es su historia, esa que nos narra la historia de una amistad que ni la magia más poderosa pudo romper; de un amor capaz de luchar contra todo; de injusticias por las que hay que luchar; de apariencias y de destinos que se entrelazan una y otra vez. Tal es la historia de la malvada bruja del Oeste, esa que me robó el corazón. 

Terminó la obra y no podía ocultar mi sonrisa. Al final valió la pena lo que pagué; es más, volvería a verla mil veces más. Lo aceptó, me enamoré de Ciudad Esmeralda. 

Wicked se presenta en el Teatro Telcel los viernes, sábados y domingos. ¡Vayan y chillen como yo!

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